Saturday, April 18, 2009


Puerto calcinado (2002)
Editorial Externado de Colombia
Nadie Nos edita editores (2008)


Puerto Quebrado

Si supieras que afuera de la casa,
atado a la orilla del puerto quebrado,
hay un río quemante
como las aceras.

Que cuando toca la tierra
es como un desierto al derrumbarse
y trae hierba encendida
para que ascienda por las paredes,
aunque te des a creer
que el muro perturbado por las enredaderas
es milagro de la humedad
y no de la ceniza del agua.

Si supieras
que el río no es de agua
y no trae barcos
ni maderos,
sólo pequeñas algas
crecidas en el pecho
de hombres dormidos.

Si supieras que ese río corre
y que es como nosotros
o como todo lo que tarde o temprano
tiene que hundirse en la tierra.

Tú no sabes,
pero yo alguna vez lo he visto
hace parte de las cosas
que cuando se están yendo
parece que se quedan.

Llanto

María,
hablo de las montañas en que la vida crece lenta
aquellas que no existen en mi puerto de luz,
donde todo es desierto y ceniza
y es tu sonrisa gesto deslucido.

Allí es Enero el mes de los muertos insepultos
y la tierra es el primer cadáver.
María,
¿No recuerdas?,
¿No ves nada?
Allí nuestras voces son desecas
como nuestra piel
y se nos queman los talones
por no querer saber
de las casas incendiadas.

Hablo María
de esta tierra que es la sed que vivo
y el lecho en que la vida está enterrada.

Piensa niña,
en que esto no es vivir
y la vida es cualquier otra cosa que existe
húmeda en los puertos donde el agua sí florece,
y no es hoguera cada piedra.

Acuérdate, María,
que somos
pasto de perros y de aves,
hombres calcinados,
cortezas vacías
de lo que éramos antes.
¿De qué estás hecha?, niña mía,
por qué crees que puedes coserle la grieta al paisaje
con el hilo de tu voz,
cuando esta tierra es una herida que sangra
en ti y en mí
y en todas las cosas
hechas de ceniza.
En nuestra tierra,
los cuervos lo miran a uno con tus ojos
y las flores se marchitan
por odio hacia nosotros
y la tierra abre agujeros
para obligarnos a morir.

Fervor de tierra


Que este hambre propio
existe,
es la gana del alma
que es el cuerpo.

Blanca Varela.

Yo digo
fervor de tierra,
y es la maleza
que es el tiempo
y es la maleza
que es Dios
creciendo en descampado,
la maleza de Dios,
que es el cuerpo.

Pero nadie se ocupa del fervor
del sagrado corazón,
sagrado pulmón,
nuca,
falange,
costilla
del sagrado húmero ya no se ocupa nadie.

Yo digo
fervor de tierra
y es la rabia que cosecha el cuerpo
que lo taja
y lo hunde en la maleza de los días.

Tenemos un fervor ufano,
profano,
fervor desde arriba,
desde abajo
y en la tierra
que es donde ponemos la herida que nos hizo la mano de Dios:
el cuerpo.

Yo digo
fervor de tierra
y es la maleza
la rabia que nos siembra
en la tierra del fervor.




Historia

Mi confesión tiene miedo
aún así,
deja que pase
que esto que escribo no es como hablar,
niño,
sólo es dejar de hacerlo
y la que nada puede
es la que dice que no
que me tapo el vacío con el cuerpo
y lo que oigo
no es el sonido
de lo que viene a instalar la madrugada rugiente,
los estíos
las pérdidas,
sino la voz
de los que no te dejan dormir
cuando dicen
que hay que pagar por el sueño
y acordarse de lo peor
que es Dios resbalando
en las mejillas
de los niños
que saben que van a morir.
Mi confesión tiene miedo
pero esto que escribo
no es como hablar, te digo,
sólo es dejar de hacerlo
me tapo el vacío del cuerpo
que es lo que como
y rompo
y malgasto
en la trastienda del amor
y la palabra
que es la que nada puede
es la que dice
que no guardes mi tiempo plisado
en tu baúl de escolar
mientras confieso
que no hago otra cosa que mirarte
y que esto que escribo no es como hablar
que me tapo con vacío el cuerpo
que es lo que tomo
y rompo
y reclamo
en la trastienda del amor.
Mi confesión tiene miedo
y dejas que pase
y los que no nos dejan dormir son los que dicen
que Dios resbala en la mejilla de los que
van a morir temprano
y se acuerda de lo peor,
de que esto que como
y rompo
y malgasto
es la trastienda de mi amor.
Y los que no nos dejan dormir
saben
que hay que pagar por el sueño
y doblarlo
y temerlo
arrugado
en tu baúl de escolar
que es lo que nada puede
pero dice
que me gusta saber que estás cerca
y que escribo para no hablar
de los días
y de lo que urgente
se prepara para pasar.


Laberintos

Sé que caminamos por vías paralelas
hacia el centro de algo.
Pero mientras anochece en ti y en mí
ya no hay retorno.
No ignoras que para Ariadna
el hilo era una forma de llegar adentro.

1 comment:

  1. Poesía de resquicios, escondites luminosos y excusas para extraviarse -siempre-, en miradas que algo se parecen a los recuerdos.

    Saludos.

    ReplyDelete